19 de diciembre de 2011

Los medios

Poco después de acabar la carrera, aún inocente e ignorante, recuerdo que envié decenas de CV.
Tan inocente e ignorante era, que sin ser consciente de ello envié una de mis solicitudes a uno de los más importantes investigadores de España. Yo no tenía la más remota idea de quién era aquel señor. Pero su respuesta fue sin duda la que más me llamó la atención. Recibí un mail agradeciendo mi interés. Y ya de paso, dándome algunas pistas… Me escribió unas palabras indicándome el perfil que andaba buscando para aquel puesto y me dijo que si después de leerlo seguía interesada, estaría encantado de concertar una entrevista conmigo.  

El perfil que describía era algo así (y cito textualmente):
“…alguien a quien le salga de modo natural pasarse en el laboratorio el día entero” (me pregunto cuántas horas tenía el día para este señor)
“… no importarle trabajar los fines de semana” (Teniendo en cuenta que no nos lo pagan, está bien la expresión “que no le importe”, pero me temo que no buscaba a alguien que no le importara, sino a alguien que diera por hecho que formaba parte de su horario)
“… no tomarse todas las fiestas, ni hacer puentes, ni tomarse 1 mes entero de vacaciones” (Lógico. Jamás se me ocurriría; todo eso es totalmente ilegal!!!) 
 “… maduro, no quiero jovencitos/as que vienen a socializar” (lo de jovencitos es un poco inevitable, es lo que tienen los recién licenciados. Por lo demás quizá tiene razón, al trabajo se viene a trabajar, los amigos ya te los haces fuera en los fines de semana. Ah, no…!!! Bueno, o en los puentes. Ah que tampoco se puede…!  Bueno, pues en mi mes de vacaciones… ¿?¿? Bueno, pues no hago amigos y ya está!)
“…los cafecitos, los corrillos en los pasillos, los cigarritos, etc.... todo eso me pone de los nervios”  (Pues a mí lo que me pone de los nervios es estar sin fumar ni tomar café más de 4 horas seguidas)
“…que no tenga problemas de timideces ni verguenzas a la hora de exponer en público” (es decir, que seas un maldito insociable pero alguien dicharachero, abierto y espontáneo dando charlas)
“… no quiero depresivos, ni resentidos, ni amargados, ni obsesivos, ni supersensibles, ni nada parecido” (Supongo que quería decir que no es un requisito previo, sino que ya se encargan ellos después de convertirte en un resentido y amargado)
Para finalizar, una “pequeña palmadita en la espalda”:
“…es duro, no te engaño, y no es algo hecho para cualquiera, son muchos años y muchos meses, y no se puede flojear nunca” (A esto no tengo nada que añadir. Fue lo más realista y sensato que escribió)

En definitiva… casi me hago pis encima del miedo. Corrí a enseñarle el mail a mis compañeros veteranos. Y cuando vieron el nombre del remitente no pudieron más que reírse de mi inocencia. 

A veces pienso que más que criticable, esta actitud es digna de alabanza. Más que nada por aquello de la sinceridad. Porque al final, sin que nadie nos lo advirtiera, muchos hemos acabado trabajando 12 horas, los fines de semana, los puentes y las vacaciones.  Eso sí, hasta ahora nadie ha intentado ni conseguido volverme insociable ni prohibirme mis rituales de café con cigarro a media mañana, después de comer y a media tarde también.

Esta historia me vino a la cabeza después de una pregunta que alguien me hizo hace unos días. Me preguntó qué es lo que buscaba en un hombre, o cómo me gustaría que fuera. 

Mi cabeza a veces parece una especie de batidora donde se hacen recetas incoherentes. Pero en el fondo todo tiene su sentido. Contesté que tan sólo deseo una persona que me haga feliz. Y eso me hizo recordar el mensaje de aquel señor, en el que supongo que no hubiera estado nada mal que dijera que tan sólo buscaba a una persona que trabajara bien. Al fin y al cabo el resultado es lo que importa, no? Podría haber dicho que es un trabajo duro, y él una persona exigente. Y que le daba igual cómo fueras o cómo lo hicieras siempre y cuando obtuvieras resultados.

Supongo que este señor da por hecho que quien hace corrillos, toma café, socializa y descansa los fines de semana, no puede trabajar bien. Aunque cumplir con todos sus requisitos tampoco es ni mucho menos garantía de éxito.

Pensando después en aquella pregunta, me di cuenta de que yo también tenía mi propio perfil en mente. Tenía en mi cabeza el ansiado CV del aspirante. Y pensé, que al igual que aquel señor, quizá no debería pretender que semejante individuo aparezca por mi vista. Y que tampoco en este caso cumplir con todos mis requisitos sería una garantía de éxito. Pensé que lo importante, en cualquier caso, es desear un buen resultado sin importar los medios sino el fin. 

Pero en realidad, al igual que aquel señor, yo también tengo mis prejuicios. Porque doy por hecho que sin algunos requisitos, el candidato no podría hacer un buen trabajo. Y también alguna que otra preferencia..., que si bien no es requisito imprescindible, sí que ayudaría a valorar muy positivamente la candidatura. 

Así que pensé que quería alguien inteligente. Alguien que me haga reír mucho. Optimista y con sentido del humor. No quiero depresivos, ni resentidos, ni amargados. Obsesivos, en su justa medida. Sensibles definitivamente sí.
Humilde, sencillo y generoso.
No quiero cotillas, ni tacaños, ni gruñones, ni aguafiestas. Todo eso me pone de los nervios.
Responsable y un poco loco. Que cante a gritos conmigo o que le divierta que yo lo haga. Que baile conmigo en el salón de casa, o en la calle, o en la estación de tren. No quiero supersensatos-serenos-inalterables hasta la médula.
Que disfrute de una noche loca de juerga hasta el amanecer. Que disfrute de un concierto. De un día tranquilo o de uno agitado. De estar tan sólo conmigo, un sofá y una manta. No quiero muermos. Ni locos insaciables.
Que me haga descubrir un nuevo libro, una nueva película, una nueva canción. Que me enseñe y aprenda de mí. Que tenga aficiones y buenos amigos. Que toque la guitarra. Que lea, estudie o se interese por cosas raras. Que le emocione su trabajo. Que le emocione una poesía o una canción.
Que haga regalos con más ideas que dinero.
Que le guste arreglar el mundo tomando un café.
Que me sorprenda con una aventura en canoa, con una excursión rara, con una actividad emocionante.
Que esté dispuesto a aprender, a cambiar, a tolerar, a enseñar, a apreciar, a disfrutar.
Que me deje a menudo estar a solas pero no me deje nunca estar sola.

Aquel señor soñaba con una máquina eficaz e insensible con sed de trabajo. Yo en cambio soy consciente de que no existe tal CV. O al menos de que no va a caer en mis manos en sólo una vida… Así que por eso, lo dicho; supongo que los medios son discutibles… lo indiscutible es el fin.

Alguien también me preguntó qué era exactamente lo que yo esperaba o me apetecía en este momento de mi vida. Y yo le contesté: “pseudoenamorarme”.
Joaquín Sabina lo explica mucho mejor que yo


4 comentarios:

  1. Hola MC !!!

    Me parece que los dos sois de planetas distintos pero orbitais el mismo sol...jajaja.

    Te deseo suerte en la busqueda de tu hombre imaginario perfecto..jajaja

    UN ABRAZO !!!!!!!!!!!!!!!!!!

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  2. Noto un poco de sorna en tu comentario¿?¿??¿?¿
    No entiendo por qué dices "imaginario". Seguro que hay hombres así a patadas y por pura probabilidad mañana mismo me chocaré al salir de casa con alguno...jajajaja
    Un abrazo! Y gracias por los ánimos... ;-)

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  3. Hola MC guapetona!!
    Yo sí creo que hay hombres así, igual que mujeres. Aunque por un poquito de pereza de la especie nos vamos alejando de ese modelo. Sólo es cuestión de reeducarnos...
    Hacer un análisis tan completo me parece bien, al menos yo también lo haría, pero creo que cuando aparece simplemente lo notamos o lo sentimos sin tanto "pero" o si cabe bien en el marco...Lo resumiría en la frase que has usado "Que me haga feliz" Tan simple y tan complejo como eso...
    Un abrazote comeollas!!! :P

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  4. Menos mal... alguien optimista!! jajajaj
    El análisis tan complejo es un poco por eso, por comeollas que le da por pensar y escribir por todo... ;-)
    Pero estamos de acuerdo; en realidad es tan simple y tan complejo como esa frase.
    Un abrazo!

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