7 de octubre de 2011

La incomprensión


La mente humana es infinita. Infinito siempre ha sido una palabra que hemos usado para designar aquello cuyos límites no conocemos. Infinito es algo no tangible. Algo no explicable. Escapa al alcance de nuestra razón. A veces me parece que el término “infinito” es un eufemismo de un “no lo sé” o un “no lo entiendo”. Porque el ser humano, o al menos algunos, nos empeñamos en entender todo lo que se nos pone por delante. No aceptamos la propia incomprensión por respuesta. Todo lo que somos capaces de plantear ha de tener una razón.  Y quizá no siempre es así. Hay cosas para las que no deberíamos inventar palabras. Hay cosas que ni siquiera deberíamos hablar de ellas porque el puro desconocimiento nos debería impedir siquiera pronunciarlas.
Pero en realidad el infinito existe. Aunque no lo toquemos, aunque no lo comprendamos, aunque no sepamos qué forma tiene, ni cómo llamarlo, existe. Y el mero hecho de existir es el origen de nuestro empeño en ponerle ese absurdo nombre.
En el caso de la mente humana el infinito quizá sea la locura o la genialidad. Lo llamemos como lo llamemos es un estado mental ilógico para el humano. Podemos usar mil parámetros, hacer estadísticas, buscar puntos comunes, razones fisiológicas. Pero yo hablo de algo que va más allá. De lo que la ciencia no puede explicar.  
En mi opinión creo que ni siquiera llegaremos nunca a identificar correctamente si es un defecto o un mundo de virtud que los demás, seres inferiores, no alcanzamos a comprender. Quizá el genio entiende la ignorancia del humano. Los humanos no entendemos la genialidad de su rareza y lo llamamos locura. O usamos alguna otra palabra algo más compasiva. De nuevo un eufemismo.
A veces yo intento llegar a entender ese infinito. Pero yo no soy un genio. Ni siquiera estoy loca. Y cuando reparo en mi empeño siento que me estoy dejando arrastrar por la locura de otros. O quizá por su genialidad. Pero no puedo evitar intentarlo. Me siento arrastrada. Lo estoy viendo; el genio movería su mano en un gesto de “follow me”. Se sentiría orgulloso. El humano simplemente me llamaría gilipollas, diría que estoy loca.
Mañana, cuando ponga los pies en la tierra, pensaré que soy gilipollas. Mañana no, quizá aún sea pronto. Puede que algún día. Pero mientras tanto no podré evitarlo. Trataré de ser un genio a ratos mientras los demás me llaman gilipollas. Tarea abocada al fracaso, porque Dios o quien quiera que fuera, no me obsequió, o no me castigó con una mente infinita. Me colocó unas barreras, bien asentadas, que yo a veces trato de levantar con todas mis fuerzas. Y así seguiré hasta que caiga rendida. Porque desde mi corazón quisiera ser genio. Y quisiera estar loca. 

Hoy no hay música. Tengo la mente sorda. Y "La creación de Adán", de Miguel Ángel, es simplemente la imagen que he tenido en mi cabeza en la última media hora. Sería complicado explicarlo desde este estado de pseudolocura.

4 comentarios:

  1. Desde el primer texto que te leí, no hace tanto, siempre me gusta ver lo nuevo que escribes. Y me gusta leerte porque casi siempre creo entenderte, desde mi gilipollez.
    Al leer este último relato, y comenzar a pensar, porque siempre me haces pensar, llego a entender que no imagino cosas tan raras, que hay otras personas que piensan parecido. Y es agradable.
    Comparto y me alegra que no abandones hasta caer rendida, demuestra la persona apasionada que eres.
    Con la escasa pero suficiente información para poder afirmarlo, sin pretender quedar bien contigo gratuitamente ya que no creo en eso. Me parece usted UN GENIO.
    " A veces es bueno llevar sombrero por si sale una buena ocasión para quitárselo" (Joaquín Sabina)

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  2. Miguelón, No sabes cuánto me alegra que muchas veces, sin conocer los pormenores ni las motivaciones últimas de nuestros planteamientos, de nuestras inquietudes, lleguemos a entendernos. Me alegra que te haga pensar y no bostezar, jajajaja. Eso demuestra que hay gente por ahí suelta capaz de darle vueltas a las mismas cosas que tú aunque las motivaciones pudieran ser diferentes. Y es una suerte que una persona así haya caido por aquí. Así que de genio a genio, yo también me quito el sombrero (pero ya te advierto que no lo soy, en este caso yo creo que sería más apropiado lo de loca ;-)

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  3. jajaja. Lo tomaré como un cumplido!!

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