17 de diciembre de 2012

Resonando




Desdibujé las nubes de un manotazo.
Rajé el cielo encima de mi cabeza.
El sol me calentaba más que a nadie aquí abajo.
Llegó con una tormenta bajo su ombligo.
Subió y me cosió el cielo con un bonito hilo.
Y al bajar me trajo sueños, las nubes, olores y  olvido.
Y se sentó a mi lado sin hablarme.
Sin decirme a qué había venido.
Tan sólo respiraba despacio.
Yo tan solo escuchaba su ruido.
Escurrí con mis ojos la nube más gris.
De su voz nació un viento que se llevó todo mi abrigo.
Hicimos el amor mil veces, húmedos y fríos.
Jodida tormenta.
Jodido zumbido el de su voz en mi oído.
Maldito y jodido frío.
La tormenta apagó el olor, mojó los sueños, regó el olvido.
Le maté  y le alejé llevándole conmigo.
Cesó la lluvia, se paró el corazón, se ahogaron los ruidos.
Sólo quedó humedad aquí dentro.
Sólo un eterno eco resonando en el vacío.

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