Hace unos días decidí escribir todo aquello que me agradaba, que me alegraba el día. Hoy tengo un día negro y me apetece escribir algo más negro. Tengo un poco de obsesión por la simetría, por la cara y la cruz. Así que hoy he decidido envenenarme un poco por dentro y escribir arrugando la frente y apretando los dientes todo lo que no me gusta, lo que me estresa,lo que me desagrada. Desde lo más leve hasta lo que me hacer cabrearme unos segundos y decir palabras feas. Así que un dos tres, responda otra vez: el olor a pis en las calles (bueno, y en cualquier sitio). El laísmo. Que me corten los bostezos. Las señoras que se lanzan sin compasión al asiento del metro. La gente guapa que lo sabe y lo dice; inmediatamente deja de parecérmelo. La gente que es lista, lo sabe y lo dice; inmediatamente paso a pensar que son tontos. Quizá pueda parecer hipocresía, pero yo prefiero llamarlo humildad. Las sonrisas forzadas y sincronizadas para hacer una foto. Los cachas con mirada de “nena, sé que te vuelvo loca”. Lavar el coche y que llueva. Que se me rice el flequillo con la lluvia!. Las zapatillas de deporte color “blanco-nuclear-acabodeestrenarlas”. Que la gente enseñe la hucha o la cuerda del tanga por encima del vaquero, hay que dejar algo a la imaginación… Los padres que se pasean impasibles mientras sus hijos tocan y tiran todo en una tienda. Las cosas que son así “porque siempre han sido así”. El sonido de los partidos de fútbol a través de la radio. El olor del marisco. Las mujeres que conducen como “mujeres”. El pan puesto del revés. Las ventanas de error de Windows que sólo te dan la opción de pinchar en un resignado “Aceptar”. Que sobre comida y vaya a la basura. La violencia; nunca, jamás, bajo ningún concepto (la verbal, cuando uno se habla a sí mismo, me parece en cambio más que saludable). Los tacaños. Los prejuicios. Los cotilleos. La estupidez adolescente (si es cierto que todos fuimos así algún día, mi memoria me ha hecho el gran favor de deshacerse de algunas cosas). La gente que no valora el conocimiento, la ciencia. Las tiendas de ropa que ponen música al volumen de una discoteca; no sabes si meterte al probador o pedirte una copa. Los bebés vestidos o enjoyados como adultos. Que me den conversación recién levantada mientras llevo a cabo mi íntimo y sagrado ritual del desayuno; necesito al menos media hora para ser un animal racional y sociable. El machismo. La manía de las madres de limpiarte con saliva cualquier cosa que hay en tu cara (afortunadamente la mía lo aprendió hace ya muchos años). El maltrato o desprecio hacia los animales. La gente que no sabe que en la calle existen papeleras. Hablar por teléfono. La lluvia en invierno. Los cuadros torcidos. El café del buffet libre del desayuno en los hoteles; así no hay quien despierte!!
Ahora que lo leo todo junto me siento como una vieja gruñona… Lo leo y me voy cabreando cada vez más…
Imagen: foto al microscopio donde se ven teñidas neuronas de la amígdala. Una parte de nuestro cerebro muy implicada en la memoria emocional. Digamos, en el “aprender” a partir de las emociones. Muy estudiada su relación y actividad en situaciones de miedo, ansiedad y estrés. Lo mismo que me produce a mí algunas de las cosas que he escrito…
Contra el estrés: Get back to serenity (Café del Mar)
Reconozco ese "poco" de obsesión por lo blanco o negro, o como tú dices por la cara y la cruz. Una de las que no me gusta a mí, es cuando hablan a los niños pequeños como si fueran animalitos tontos, y a los animales como si fueran niñitos listos. Pero, no con poco esfuerzo, voy aprendiendo a pasar del cabreo de palabras feas, al que no me guste, y sé que estoy llegando al me da igual. Cuando me agoto de analizarlo sólo me queda hacer caso a mis sensaciones, y ellas siempre siempre, me hacen sentirme mejor con el "buen rollo". Como esto lo intento, procuro, peleo por no olvidarlo ni a corto plazo, cuando llegan los "días negros" utilizo mi amuleto psicológico. Me pregunto: ¿Para qué?.
ResponderEliminarEl texto como siempre me encanta. Sensaciones y conocimientos aliñados con buena música, En... Su justa medida. jeje!
¿Para qué? Buena pregunta.
ResponderEliminarPues para nada... Pero bueno, de vez en cuando uno tiene un pequeño arranque de ira, que tampoco pasa nada. Los míos suelen durar lo que tardo en decir un par de palabrotas (violencia verbal!!)
Gracias por leer también mis texto negros... :-)
Y por supuesto, estoy de acuerdo; todo es mejor en su justa medida, incluso la música! jejeje
Hola , tengo que decirte que eres del todo normal. Aún pondría yo más cosas ,jajaja.
ResponderEliminarComparto la mayoría de las tuyas!!!!
Lo de la saliva como poción mágica... también he sido victima jajaja.SE ME HAN PUESTO LOS PELOS DE PUNTA AL RECORDARLO !!!!!!
Y lo de que me hablen recien levantado !!!!
Y hay otra que igual " padeces".Que te empiecen a hablar justo cuando abres la puerta de casa al llegar después de trabajar todo el día.
En fin .... todo normal.
SALUDOS!!!
Hola Oscar!!
ResponderEliminarMe alegra saber que no tengo que ir al médico por todo esto.
Y sí, lo de llegar a casa y que te bombardeen a preguntas (en mi caso es por teléfono) tampoco lo soporto. Cuando llego de trabajar suelto el bolso, el ordenador, me dejo caer en el sofá y paso de nuevo por otro momento de animal irracional e insociable.
Todo normal supongo...