Hay pequeñas cosas, algunas manías más que estúpidas, o cosas banales, pero que adoro, o que me dan buen rollo. Que me hacen sentir bien unos segundos, o incluso que me alegran el día entero. He pensado que sería una buena idea escribir algunas de ellas, para leerlas y respirarlas una a una cuando no haya nada más grande de qué disfrutar. Como por ejemplo, encontrar a alguien que me salude con una sonrisa de verdad nada más llegar a trabajar. Los grumos de colacao que quedan sin disolver y que te puedes comer a cucharadas. Que alguien me pregunte cómo ir a algún lugar y poder explicárselo, y acertar! El olor del suavizante en las sábanas. Tener un boli azul y uno negro en el bote del escritorio del laboratorio; a veces es todo un placer incluso tener sólo el puto verde, pero el caso es no tener que levantarme a buscar uno. El silencio en la noche para poder escribir. Cuando suena el despertador y me doy cuenta de que se me olvidó; hoy es fiesta y no hay que levantarse! Chupar la tapa de los yogures. Cuando hago mi zafarrancho semanal y todo queda limpio y ordenado por unas horas antes de volver al caos, me paro y miro alrededor con cara de Mr. Proper, orgullosa... El último sorbo del café de la mañana. Los primeros sorbos de un granizado, antes de que sólo quede una montaña helada insulsa e incolora. Los chistes machistas. Cuando muevo las placas de células haciendo forma de cruz, cierro los ojos y me imagino que soy una de ellas, sigo el movimiento y sé perfectamente en qué momento están repartidas de forma homogénea, justo ahora! Sacar la ropa de verano. Asegurarme de que he bebido por todo el perímetro del borde de un vaso. Comprobar cuánto aguanto sin pisar la junta de las baldosas de la calle sin que nadie lo note demasiado. El término “pagafantas”; cualquier historia con esta palabra me hace reír seguro… Cuando puedo solucionar un problema informático a alguno de mis compañeros y me miran con cara de admiración (no tengo ni puta idea, pero aquí soy la hostia!). El último cigarro de la noche. Que te llamen simplemente “guapa” por la calle, o aún mejor, los piropos sin palabras. Tener ganas de estornudar y encontrar ese rayo de sol en el momento apropiado. Acelerar y saltarme los semáforos justo cuando se pone rojo. Cuando las velas arden por igual por todos los bordes y no se quedan con un precipicio irrescatable. Que alguien poco conocido te diga abiertamente que le caes bien, que le das buen rollo. Cuando la música de mi Ipod, mi PC, y mi pendrive del coche están perfectamente sincronizados. Cuando una vez cada dos o tres meses soy “constante” y me acuerdo de darme la crema de día, la de noche, el serum, el tónico y el exfoliante, y todo en su debido orden y momento del día; un trabajo agotador... Cantar en el coche durante los atascos. Cuando los triplicados de mis experimentos se comportan como tal y no van cada uno a su puta bola. Que me rasquen la espalda. Cuando ligo en un mismo día con el poli, el heladero, el cartero, el del coche azul, el jardinero y el de la tienda de la esquina; mis estúpidos principios se interponen, pero hay días que consiguen que me lo crea… y qué bien sienta…!!. Los abuelitos desconocidos que entablan rápidamente una conversación agradable con cualquier excusa para darte un consejo. Golpear con el anillo la palanca de cambios al ritmo de la música. Que los amigos te abracen. Cuando encuentro unos zapatos que me gustan y tienen un tacón aceptable, que no parezca que vas subida a un andamio. Ah, sí!! Y cuando se tuerce el pie alguna de esas que van subidas en los andamios para ir a pasear el perro...!! (Sin maldad…). Y por último, darme cuenta de que estoy disfrutando de semejante estupidez y pensar que de verdad va a resultar que tengo los cojones y el humor necesarios para ser feliz, aunque sea un rato…
Hoy superé el trabajo dominical gracias a: Chelsea Dagger (The Fratellis)
Jeje, Voy escribiendo y no puedo quitarme la sonrisa de la cara. Te pregunto lo mismo que tú a mí hace unos días. Nos conocíamos de antes y no lo recuerdo?. Si disfrutar de los detalles fuera una religión, yo también sería de ésa. De todos los detalles me quedo con uno que nunca he hecho, " asegurarme que he bebido por todo el perímetro del vaso" jejeje me ha encantado, el detalle y el artículo. Y si te sirve mi piropo, GUAPA, MÁS QUE GUAPA.
ResponderEliminarPues prueba a hacerlo (lo de beber babeando todo el vaso) Eso sí, las manías de este tipo en público, las justas, que luego te llaman friki y con razón.
ResponderEliminarY estoy contigo; disfrutar de los pequeños detalles, definitivamente, debería ser una religión. Lástima que a veces se nos olvida, a todos...
Lo del piropo es que es algo que me llama mucho la atención. A veces no nos damos cuenta de que lo más bonito es lo más sencillo. Así que claro que me vale! Me he puesto colorá! Gracias! jajajja