Quién no se ha sentido tentado de plantar una semilla estéril; en la época inapropiada, en una tierra aún sin labrar. Sólo porque la tienes en tus manos y todo el tiempo del mundo para regarla y ver cómo nunca crecerá.
Quién no ha tenido la tentación de precipitarse y no esperar siquiera las lluvias sólo porque el año anuncia ser seco. Este, y el siguiente, y el próximo también. Porque el tiempo definitivamente cambió. Hubo una gran glaciación. Y algún otro fenómeno pequeño más. Y, cual viejo dinosaurio, hay semillas que ya no son de este planeta. Que ya nunca más crecerían bajo una lluvia ahora escasa y repentina. Bajo una lluvia que ya no desborda los ríos porque las márgenes se separaron, agrandando el cauce en el que ahora hay sitio y forma para mucho más que una ligera lluvia de primavera, que se detiene como burla a tu emoción tras la segunda gota.
Quién no se sentó entre sueños a mirar una tierra yerma y soñó recolectar. En un campo sin viejos trillos ni modernos códigos de barras en las cajas de abono. En un paisaje con una bella campesina que canta con una regadera rosa en la mano y una falda impoluta con puntilla. En un mundo donde sólo eso basta para hacerlo todo brotar.
Imagen: Jean-François Millet (L´Angélus) Curiosa la historia de este cuadro que obsesionó a Dalí
Y ahora que aún huele a fin de semana y semillas hueras...
Plantar una semilla es un acto precioso, aunque no entregue el fruto que... Creo que un día ya hablamos sobre esto. Aunque las cosas no entreguen el resultado que se supone que deben dar, la belleza de la acción es ya un motivo, la intención te salva, querida MC (nos salva, si lo prefieres). Por supuesto, a mí me encantan este tipo de actos, tal vez por su esterilidad (o precisamente por ello). Recuerdo que Santiago, el pescador de "El viejo y el mar" regresa a la playa sólo con la raspa del pez espada atada a su embarcación. Los tiburones habían devorado la pieza. Pero Santiago, ¿había pescado?, ¿pescó? No se resignó nunca, lucho y luchó, soñó y soñó, sembró y sembró. Al menos nos inspira. Como tú. (Aunque, alguna vez, no está mal llevarse un trocito de carne, pescado o fruta a la boca; aunque sólo sea por variar...)
ResponderEliminarCierto Hank, ya hablamos de esto. O al menos de algo similar... Si no me equivoco, aquella vez hablabamos de plantar un árbol que seguro crecería si no se acabara el mundo mañana. Y esta vez se trata de una semilla estéril que nunca crecerá, en un mundo que sabes seguro que mañana continuará. El primero para mí es un gesto optimista. El segundo es puramente soñador, no crees??
ResponderEliminarTal vez no haya tanta diferencia entre uno y otro gesto. Los sueños son también reales. Y a veces crean realidad. Este aspecto de los sueños es un rasgo maravilloso que no se debe desechar de antemano... Claro que a veces se hacen efectivos y crean pesadillas en el mundo de los vivos. Ya sabes lo que decía Oscar Wilde: lo peor es que un deseo se cumpla.
ResponderEliminarChica, qué complicado esto para un cantamañanas como yo!Como se puede escribir tan difícil en tan pocas lineas?? :P
ResponderEliminarSiempre digo que se puede hablar en abstracto o hablar en concreto. Y éste es un texto claramente abstractísimo!!! No entiendo ná!!jeje
Veo que preguntas quién, quién y quién. Y yo no tengo ni idea, lo que sí tengo claro además de estar totalmente de acuerdo, son con las sabias palabras del amigo Hank.
Me da la sensación que él lo ha comprendido y aconsejado de manera magistral.
Escribas lo que escribas siempre tiene un trasfondo apasionante que es lo que te hace que volvamos una y otra vez a leerte sin condiciones.
Un abrazaco mujer de tus mundos.
Joder, Hank. Y que siempre me convences de todo lo que dices... Cuando escribí una cosa pensaba en algo muy distinto a cuando escribí la otra. Y al final vas a acabar haciendo que vea más puntos comunes de lo que creía... (Como dice Miguelón, es cierto que el amigo Hank suele aconsejar de forma magistral, incluso cuando uno se explica tan mal...)
ResponderEliminarMiguel-on-Cantamañanas!! ;-) Siento ponerme complicada y abstracta. Las cosas salen como salen...
Gracias por considerar ese trasfondo apasionante incluso cuando no hay quien me entienda. A veces, la única belleza de mis preocupaciones, y mis burdos razonamientos, es la que encuentro cuando lo transformo todo en una historia imaginaria, metafórica, que sin remedio acabo contando de forma abstracta y compleja como tú dices.. Un abrazo grande!!