Desdibujé
las nubes de un manotazo.
Rajé el
cielo encima de mi cabeza.
El sol me
calentaba más que a nadie aquí abajo.
Llegó con
una tormenta bajo su ombligo.
Subió y me
cosió el cielo con un bonito hilo.
Y al
bajar me trajo sueños, las nubes, olores y olvido.
Y se
sentó a mi lado sin hablarme.
Sin
decirme a qué había venido.
Tan sólo respiraba
despacio.
Yo tan
solo escuchaba su ruido.
Escurrí
con mis ojos la nube más gris.
De su voz
nació un viento que se llevó todo mi abrigo.
Hicimos
el amor mil veces, húmedos y fríos.
Jodida
tormenta.
Jodido
zumbido el de su voz en mi oído.
Maldito y
jodido frío.
La tormenta
apagó el olor, mojó los sueños, regó el olvido.
Le maté y le alejé llevándole conmigo.
Cesó la
lluvia, se paró el corazón, se ahogaron los ruidos.
Sólo quedó
humedad aquí dentro.
Sólo un
eterno eco resonando en el vacío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario