Hay días
largos que repentinamente acaban y dejan paso a una noche muy corta.
Tardes
grises que se pintan de color en rincones mágicos llenos de luz.
Días
silenciosos que acaban susurrándote al oído tus canciones preferidas.
Poesías
inventadas que se convierten en guión de un corto nocturno,
en una fría
ciudad, donde se regalan abrazos cálidos
a cada minuto.
Hay noches de Enero que huelen a primavera.
Noches que vale
la pena viajar para ir a aullarle a la luna de cerca.
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